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domingo, 20 de marzo de 2011


El Poder de un Libro




















Texto: Hechos 8:26-39


Introducción


Felipe había sido expulsado de Jerusalén cuando los líderes judíos iniciaron su persecución a los seguidores de Cristo.


Como muchos otros que fueron esparcidos por esta oposición, era lleno de celo misionero. Sabía que tenía una misión. Sabía que tenía en sus manos el pan de vida para un mundo hambriento de esperanza y paz. Constreñido por el amor de Cristo y con mucha determinación, comenzó a predicar en Samaria.


La palabra de Dios registra su trabajo allí en los siguientes términos: “Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo. Y la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía. Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían éstos dando grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados; así que había gran gozo en aquella ciudad.” Hechos 8:5-8.


En el versículo 12 dice más: “Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres.”


“La obra de Felipe en Samaria tuvo gran éxito, y alentado por ello, solicitó ayuda en Jerusalén.” Los Hechos de los Apóstoles, página 89.


Entonces el versículo 14 resalta que debido al éxito de su trabajo allí, Pedro y Juan fueron a ayudarlo.


Un Llamado Extraño


En este contexto él recibe la orden que leemos en el capítulo 8. Una orden aparentemente extraña, absurda hasta cierto punto. Justamente ahora, cuando estaba teniendo tanto éxito en su trabajo por Jesús. Tantas personas convirtiéndose, y es llamado a dejar este lugar.


Pero: debería ir a un camino desierto, donde seguramente no había tanto “potencial” evangelístico. La propuesta divina era para dejar una ciudad con muchas personas necesitadas del evangelio que lo recibían de corazón abierto, para ir a una región desértica.


¡Qué plan éste de Dios! Felipe podría haber cuestionado, podría haber dudado, pero no. La palabra de Dios dice: “Entonces él se levantó y fue.”


Él no dudó, no cuestionó. Aprendió a oír la voz de su Dios. Aprendió a confiar que los planes de Dios siempre son los mejores, los más sabios, que sus caminos son los más seguros, aunque desde el punto de vista humano parezcan absurdos. ¡Él se levantó y fue! ¡Su compromiso con Jesús y su obra era real!


Felipe “no puso en duda el llamamiento ni vaciló en obedecer, porque había aprendido a conformarse con la voluntad de Dios.” Los Hechos de los Apóstoles, pág. 89. Él conocía bien a su Señor y confiaba en él.


Aquí hay algo extremamente importante: Dios sigue llamando a personas, a veces, como en el caso de Felipe, para una tarea que puede ser cuestionada, que aparentemente no tiene mucho sentido, pero Dios sigue sabiendo cómo hacer las cosas para que el evangelio alcance los corazones que necesitan su amor.


Como llamó a Felipe para una obra especial, llama a cada uno de nosotros en este tiempo solemne. Tiempo que los profetas y apóstoles soñaban ver. Tiempo en el que los grandes propósitos del Señor se transformarán en realidad.


Puede ser que hoy él tenga un llamado para ti, puede ser que hoy él desee confiarte una misión. Aunque sea extraña, aunque no te sientas capacitado, abre tu corazón, escucha su voz y acepta su llamado.


Quién era el Etíope


Era un hombre de buena posición y gran influencia. La Biblia dice que era el superintendente de todos los tesoros de la reina Candace, de Etiopía. No se trata de la Etiopía que existe actualmente como país; según el comentario bíblico adventista corresponde al actual país de Sudán.


El etíope de este relato era el administrador del tesoro real, pero necesitando encontrar un tesoro aún mayor y más valioso que pudiera dar significado a su vida.


Él había ido a Jerusalén para adorar. Probablemente era un simpatizante del judaísmo, alguien buscando algo que diera sentido a su vida. Estaba buscando respuestas para los anhelos de su alma. Tenía posición, reconocimiento, honras, la confianza de la reina, pero su vida era vacía, sin sentido, sin paz ni esperanza.


Como este hombre, actualmente muchas personas viven de esta manera. Tienen todo lo que la vida puede ofrecer, ya sea dinero, poder, reconocimiento, prestigio, fama, pero viven vacías, angustiadas, sin rumbo. Quieren encontrar algo, desesperadas buscan respuestas, buscan paz.


¿Y sabes, mi querido hermano? Muchas de estas personas están bien cerca de nosotros. Son vecinos, compañeros de trabajo, algunos son tus clientes, son profesionales que nos atienden. Personas maravillosas que sufren, que lloran, que aún no encontraron el amor, la esperanza y salvación que tenemos en Cristo Jesús.


Al comentar la vida del etíope, Elena de White dice: “En todo el mundo hay hombres y mujeres que miran fijamente al cielo. Oraciones, lágrimas e interrogaciones brotan de las almas anhelosas de luz en súplica de gracia y de la recepción del Espíritu Santo. Muchos están en el umbral del reino, esperando únicamente ser incorporados a él.” Los Hechos de los Apóstoles, pp. 90, 91.


“Este etíope simboliza una numerosa clase de personas que necesita recibir enseñanza por medio de misioneros como Felipe, esto es, por hombres que escuchen la voz de Dios y vayan donde él los envíe”. Los Hechos de los Apóstoles, p. 90.


Dios no lo envió sin respuestas, primero colocó un libro en sus manos y después le envió a Felipe para que lo condujera al Salvador.


Puede ser que hoy esté predicando a alguien que busca respuestas de Dios. Ten la plena seguridad de que el Señor te responderá. Tal vez haya alguien que tiene un número infinito de interrogantes, anhelo de conocer algo mejor. Dios no te dejará sin las respuestas.


La Influencia de un Libro


Ahora él retornaba a su patria, y mientras viajaba ansioso por conocer la verdad, “leía al profeta Isaías”. Y en esta lectura estaba siendo atraído al Salvador.


Fíjate qué interesante: “leía…”. Es probable que estuviese leyendo en voz alta, como era la costumbre de aquella época. Seguramente mientras estaba en Jerusalén había comprado el libro de Isaías, en forma de rollo. Y al volver leía maravillado el mensaje del profeta evangélico.


¿Ya pensaste en la influencia de un libro? ¿Consideraste el poder de un libro que revela el amor de Dios y su verdad?


Nota: Un libro escrito hacía más de 700 años estaba siendo el instrumento de Dios para proporcionar las respuestas al corazón de este hombre que buscaba la verdad.


No había perdido su poder de influenciar. Seguía predicando, seguía atrayendo el corazón y revelando el amor de Dios.


Ya habían pasado 700 años y el libro de Isaías seguía predicando, con el mismo poder y fuerza de cuando fue escrito. 700 años después. ¡Fíjate en el poder que tiene un libro a servicio de Dios!


La fuerza del mensaje era tan poderosa que aún viajando en lo que hoy diríamos que no pasaba de una carreta, en un camino que no era mejor que alguna carretera rural que conocemos, con un libro en formato de rollo y manuscrito, aquel hombre no podía dejar de leer.


¿Ya pensaste en la influencia de un libro? ¿Ya analizaste por qué la iglesia fue orientada por Dios para publicar y esparcir libros?


Experiencias y Testimonios


Paulo Bravo es colportor evangélico hace más de 10 años. En determinada ocasión vendió en la ciudad de Novo Hamburgo, Rio Grande do Sul (Brasil), determinada colección de libros a una joven señora en la fábrica de confecciones de la familia en la que trabajaba. Entre los libros estaba “Conflicto Cósmico”, que fue puesto en el cesto de basura en la propia fábrica. Pero como lo declara Elena de White: “Dios cuida de su verdad, y llegará el tiempo cuando estos libros serán buscados y leídos.” Joyas de los Testimonios, tomo 2, p. 532.


Una joven que también trabajaba allí, retiró el libro de la basura, leyó algunas páginas y finalmente lo olvidó en la guantera del auto de su novio.


Pasaron los años y un atardecer el mismo colportor, Paulo, estaba haciendo un favor a un compañero de trabajo, y mientras esperaba frente a un consultorio decidió distribuir propagandas del libro “Tercer Milenio” en esa calle. Mientras caminaba entregó un folleto propaganda del libro Tercer Milenio a una joven que se encontró con él allí en la calle. Ella demostró interés por el asunto y sin perder tiempo Paulo le presentó y vendió el libro allí mismo. Como el interés de la joven, llamada Elaine, por temas espirituales era grande, el colportor también le ofreció estudios bíblicos y ella aceptó.


Sin embargo, después de estudiadas unas cinco lecciones, por presiones familiares y de su iglesia, Elaine dejó de estudiar la Biblia con el colportor.


Pasaron aproximadamente dos meses. Un viernes por la noche, Paulo y toda su familia fueron a asistir un programa especial en una de las iglesias adventistas de la ciudad. No era la iglesia a la que asistía normalmente, pero allí estaba él, cuando su esposa notó que Elaine y su novio, su madre y otros familiares estaban en la iglesia.


Al terminar el programa, Paulo fue a saludarlos y oyó de Glademir, novio de Elaine, las siguientes palabras: “Leí el libro Tercer Milenio y antes leí “Conflicto Cósmico”, tengo varias preguntas. ¿Puedes ayudarme?


Comenzaron a estudiar la Biblia nuevamente y ahora todos. En una de estas visitas para los estudios bíblicos, el colportor descubrió que el libro “Conflicto Cósmico” que el novio de Elaine había leído fuera encontrado por ella misma en la basura, en la fábrica familiar en la que trabajaba. El mismo libro que Paulo había vendido a la hermana de Elaine cinco años antes.


En una región con decenas de ciudades, centenas y miles de calles y más de seis millones de habitantes, Paulo Bravo no sabía y no podía imaginarse que Dios lo había colocado frente a frente con la joven que tres años antes había retirado el libro “Conflicto Cósmico” de la basura.


En septiembre de 2000, el director de publicaciones del campo en el cual Paulo trabajaba en la época, tuvo el privilegio de bautizar a Elaine e Glademir. En diciembre del mismo año se bautizó la madre de Elaine. , Dos años después se bautizaron Miriam, propietaria de la empresa familiar, su esposo Paulo y la hija Camila Actualmente ya son 7 las personas de esa familia que están bautizadas y firmes en la fe en Cristo Jesús; inclusive Helena, la joven señora que tiró el “Conflicto Cósmico” a la basura.


¿Ya pensaste en la influencia de un libro?


“¡Oh! Bendito el que siembra libros… libros a mano llena… ¡Y pone el pueblo a pensar! El libro cayendo en el alma es germen que hace la palma. Es lluvia que hace el mar”. Castro Alves.


“El mundo debe recibir la luz de la verdad por el ministerio evangelizador de la Palabra, efectuado por nuestros libros y periódicos.” Joyas de los Testimonios, tomo 3, p. 311.


Conclusión y Llamado


Felipe aprendió a amar a su Señor y cuando recibió dicha misión, no titubeó. Oyó la voz de Dios, aceptó el llamado de Cristo y ayudó a conducir a Jesús a aquel etíope que llegaría a ser el primer misionero de su país.


“En la comisión confiada a los primeros discípulos, están incluidos los creyentes de todas las edades. Todo el que aceptó el Evangelio, recibió una verdad sagrada para impartirla al mundo. El pueblo fiel de Dios estuvo siempre constituido por misioneros activos, que consagraban sus talentos a su servicio.” Los Hechos de los Apóstoles, p. 91.


“No podemos alimentar a todos los hambrientos. No podemos vestir a todos los desnudos. No podemos cuidar a todos los enfermos. No podemos dar lo suficiente para todos los pobres. Jamás podemos testificar personalmente a todas las personas de la tierra. Pero lo que Dios requiere de nosotros es que usemos fielmente lo que nos dio. Debemos hacer lo que podemos con nuestros talentos, tiempo, dinero y amor.” Só Desejam a Verdade, págs. 119, 120.


¡Ahora es tu oportunidad! ¡Te toca a ti! Dios desea usarte como un Felipe moderno para hacer la diferencia y ser una bendición en la vida de aquellos que están buscando respuestas para los anhelos más profundos del corazón.


Como ya mencioné anteriormente: “En todo el mundo hay hombres y mujeres que miran fijamente al cielo. Oraciones, lágrimas e interrogaciones brotan de las almas anhelosas de luz en súplica de gracia y de la recepción del Espíritu Santo. Muchos están en el umbral del reino, esperando únicamente ser incorporados a él” Los Hechos de los Apóstoles, pp. 90, 91.


Estas personas están alrededor tuyo, pasan por ti todos los días. Están en tu lugar de trabajo, asisten a la misma universidad que tú, viven en tu barrio. Están perdidas, desorientadas, sin esperanza, anhelando por algo mejor. ¡Dios cuenta conmigo y contigo!


Para eso este sábado y la próxima semana están siendo dedicados al evangelismo integrado con publicaciones. Y el libro que tendremos la oportunidad de distribuir es: “Conflicto Cósmico”, el libro más amado y querido por la iglesia, el libro que ha llevado a miles de personas a los pies de Jesús.


“Cuando los miembros de la iglesia se den cuenta de la importancia de la circulación de nuestras publicaciones, dedicarán más tiempo a esta obra. Las revistas, los folletos y los libros serán colocados en los hogares de la gente, para predicar el Evangelio en sus diversos aspectos… Esta es una de las formas en que debe brillar en el mundo.” El Colportor Evangélico, p. 17.


“El Conflicto de los Siglos debe ser ampliamente difundido… Presenta un poderoso testimonio a favor de la verdad… en El Conflicto de los Siglos, el último mensaje de amonestación al mundo es dado en forma más distinta que en cualquier otro de mis libros.” El Colportor Evangélico, p. 176.


“Los resultados de la circulación de este libro [El Conflicto de los Siglos] no han de juzgarse por lo que ahora se ve. Leyéndolo, algunas almas serán despertadas y tendrán valor para unirse de inmediato con los que guardan los mandamientos de dios. Pero un número mucho mayor que lo lea no tomará su decisión hasta que vea que los propios acontecimientos que han sido predichos están ocurriendo.” El Colportor Evangélico, p. 178.


¿Ya pensaste en la influencia y poder de un libro como instrumento de Dios? Quiero invitarte a probarlo por ti mismo.


Aquí está este altar, son libros que los hermanos de esta iglesia ya se comprometieron a distribuir, a llevar a alguien en especial. En este momento vamos a orar por estos libros y por la obra que Dios desea que éstos hagan. También queremos orar por ti que ya te comprometiste a distribuirlos. Te invito a venir hasta aquí para que oremos juntos. Me imagino que ya tienes en mente a la persona o tal vez las personas a quienes llevarás este mensaje. Aunque no sé quiénes son estas personas, Dios las conoce y vamos a orar por ellas, para que esta lectura las impacte y transforme.


Puede ser que alguien que está aquí no haya hecho un plan previo para involucrarse en este proyecto misionero, pero desea participar. Venga también para que oremos juntos.


Después que termine el culto, podrás ver con la persona que está coordinando este proyecto los detalles para participar también.


Momento especial de oración

Por los hermanos que están involucrándose en este plan;

Por los libros que están en el altar;

Por las personas que los recibirán. Se puede inclusive distribuir un papel previamente para que los hermanos traigan los nombres por escrito, para este momento y se prepare un lugar especial para depositar estos nombres.




Pr. Charlles Britis

Director del Ministerio de Publicaciones

Unión Centro Oeste Brasileña

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