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lunes, 2 de mayo de 2011

Escuela Sabatica : El manto de Elías y Eliseo



Sábado 30 de abril


LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: 1 Reyes 19:1-19;  2 Samuel 10:3, 4; Ezequiel 16:15, 16; 1 Reyes 21:21-29; (CB) 2 Reyes 2:1-18.
PARA MEMORIZAR:

 

"Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte" (2 Cor. 7:10).



POCOS PERSONAJES BÍBLICOS han tenido una vida más pintoresca que el profeta Elías: una historia de fe, de pruebas, y del abrumador poder de Dios en este mundo.


Hoy, en el judaísmo, todavía es un gran personaje. De hecho, en la tradición judía, él ha sido glorificado tal vez más que cualquier otro personaje bíblico.
Cada Pascua, por ejemplo, los judíos practicantes llenan una taza especial con vino y la ponen sobre la mesa pascual. Durante la fiesta misma, se abre la puerta de la casa, y todos se ponen de pie para permitir, simbólicamente, que Elías el profeta entre y beba. En ocasión de una circuncisión, una silla, “la silla de Elías”, es puesta aparte como parte de la ceremonia.

También, al terminar el sábado, los judíos cantan acerca de Elías, esperando que venga “rápidamente... junto con el Mesías, el hijo de David, para redimirnos”.

Un ejemplo de su importancia en el pensamiento judío se encuentra en el Evangelio, cuando Pedro dice que algunos pensaban que Jesús mismo era Elías (Mat. 16:14).


Ahora consideraremos a Elías y el manto que usaba, y veremos qué lecciones espirituales podemos obtener de ellos.

Domingo 1 de mayo                                       "UN SILBO APACIBLE"


La vida de Elías, registrada en 1 y 2 Reyes, incluye casos en que valientemente afrontó reyes y sus amenazas de muerte. Sin embargo, hubo una excepción notable: la ocasión cuando, asustado por las amenazas de una reina malvada, escapó por su vida.

En 1 Reyes 18, hizo descender fuego del cielo sobre el monte Carmelo, hizo matar a los profetas de Baal y advirtió a Acab de la lluvia que se aproximaba. El poder de Dios vino sobre él y, después de que se ciñó su manto con su cinturón, corrió delante de Acab los 36 km que distaba Jezreel.
En el capítulo siguiente, sin embargo, el mismo hombre de Dios aparece en otra posición.


Lee 1 Reyes 19:1 al 4. ¿Qué lecciones podemos obtener de este pasaje con respecto a que, no importa cuál haya sido nuestra relación con Dios antes, no importa cuán grandes triunfos de fe hayamos experimentado, ninguno de nosotros es inmune a tener bajones espirituales?


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Sin embargo, Dios no había terminado con Elías, ni siquiera después de su oración más bien desesperada y algo patética. Todavía le dio sólidas evidencias de su amor por él y de su interés en su vida.


Lee 1 Reyes 19:5 al 19. ¿Cuál es el significado de que Elías haya envuelto su rostro en el manto?


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Es fascinante el hecho de que, aunque Elías sintió un fuerte viento, un terremoto y un fuego, ninguna de esas cosas le hizo cubrirse el rostro con el manto. Fue solo la presencia de Dios, en “el silbo apacible y delicado”, lo que motivó esa reacción: una respuesta de temor, respeto y protección propia.
Lo que Elías necesitaba aprender era que, por poderosas y activas que fueran esas fuerzas, en sí mismas no retrataban un cuadro real del Espíritu de Dios. Elías oyó la voz de Dios en una tranquila y sutil forma que le dijo lo que debía hacer, y él obedeció a esa voz.


¿Cómo podemos aprender a reconocer la voz de Dios, que nos habla? Más importante todavía es la siguiente pregunta: ¿Obedeces lo que escuchas o apagas ese “silbo apacible y delicado” que te habla al alma? ¿Qué te dice tu respuesta de ti mismo?

Lunes 2 de mayo EL CAMBIO DE VESTIDURAS


Después de la magnífica demostración del poder de Dios en el monte Carmelo, Elías se quejó de que era el único que quedaba de los que amaban al Señor. Parece como si Dios hubiese ignorado el gemido de Elías; pero, cuando terminó su presentación, Dios le dio instrucciones: debía ungir a dos reyes y a Eliseo.
Siguiendo las indicaciones de Dios para encontrar un sucesor, Elías se fue a la granja de Safat, el padre de Eliseo, y encontró a Eliseo arando con bueyes. Tal vez Elías saludó con la mano para llamar la atención de Eliseo, y Eliseo detuvo su trabajo y esperó a escuchar el mensaje de Elías.

Lee 1 Reyes 19:19. ¿Cómo fue el llamado de Eliseo en el campo?


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No se nos dan las palabras exactas de Elías, o la respuesta de Eliseo al llamado de Elías, pero sabemos que respondió positivamente. Elías ahora arrojó su manto, un símbolo de sus responsabilidades como siervo de Dios, sobre los hombros de Eliseo (ver Núm. 20:28). El simbolismo es bastante obvio. Eliseo recibía, ahora, un llamamiento sagrado.


En otros incidentes de la Biblia, no siempre se usó un manto como una indicación de la invitación de Dios a servirlo. ¿Cómo se usa la idea de un “manto” en los siguientes versículos?: Job 1:20;  Sal. 109:29;  Judas 22, 23; 2 Sam. 10:3, 4;Eze. 16:15, 16. 


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El manto de Elías, aquí, significaba devoción, compromiso y dedicación. “Cuando Elías, divinamente dirigido en la búsqueda de un sucesor, pasó al lado del campo en el cual Eliseo estaba arando, echó sobre los hombros del joven el manto de la consagración. Durante el hambre, la familia de Safat se había familiarizado con la obra y la misión de Elías; y ahora el Espíritu de Dios impresionó el corazón de Eliseo acerca de lo que significaba el acto del profeta. Era, para él, la señal de que Dios lo llamaba a ser sucesor de Elías” (PR 164).


Piensa acerca de que un solo objeto puede tener connotaciones buenas y malas, dependiendo de cómo se use. ¿Qué estás haciendo con las cosas que hay en tu propia vida? ¿Qué clase de significado les estás dando, por tus acciones? ¿Qué llegan a simbolizar para ti, y por qué?

Martes 3 de mayo                                 VESTIR UN SACO DE CILICIO


En la narración de Elías, las vestiduras también afectaron a otros personajes.
Acab, el rey de Israel, deseaba comprar una viña que estaba junto a su palacio. Pertenecía a Nabot, un jezreelita, quien se rehusó a venderla. Jezabel oyó de ello, se enfureció y, astutamente, tramó un complot para hacer desaparecer a Nabot. Después de la muerte de Nabot, Acab tomó posesión de la viña, sin saber que Elías había sido instruido para encontrarse con él allí.


“Y le hablarás diciendo: Así ha dicho Jehová: ¿No mataste, y también has despojado? Y volverás a hablarle, diciendo: Así ha dicho Jehová: en el mismo lugar donde lamieron los perros la sangre de Nabot, los perros lamerán también tu sangre, tu misma sangre” (1 Rey. 21:19).


La misión de Elías de enfrentar a Acab sobre varios problemas serios debería haberle producido una buena cantidad de estrés, pero él pareció fuerte y dispuesto, por lo menos allí, a seguir las instrucciones de su Señor aun cuando él sabía que su vida podía estar en peligro. Ahora debía comunicar Acab las denuncias que Dios había pronunciado sobre él además de aquella acerca de que los perros lamerían su sangre.


Lee 1 Reyes 21:21 al 29. ¿Cómo entendemos la respuesta de Acab, especialmente a la luz de lo que dicen esos versículos acerca de la clase de hombre que era él?


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Cuando Acab oyó estas palabras, se presentó a Dios de una manera sumamente humilde (1 Rey. 21:27), que incluyó rasgar sus vestidos, poner cilicio sobre su cuerpo, y aun rehusó comer. El resto del capítulo implica que su arrepentimiento y humillación debieron haber sido genuinos. El rasgar las vestiduras, una acción común en ese tiempo, representaba horror y tristeza, lo que reveló que realmente aceptaba la verdad que Elías le había dicho. Cuán profundo y cuán duradero fue ese arrepentimiento, el texto no lo dice; lo que dice es que rasgar la ropa revelaba la sinceridad de su corazón en ese momento.


“La tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte” (2 Cor. 7:10). Lee el contexto inmediato de ese versículo. ¿Qué está enseñando Pablo, y cómo podemos aplicar esta advertencia a nuestras propias vidas?

Miércoles 4 de mayo                                  LA ASCENSIÓN DE ELÍAS


Sea lo que fuere lo que se pueda decir de Elías, ciertamente tuvo años dramáticos e interesantes en su vida (aunque, sin duda, ahora estará más contento). Segundo de Reyes 1 cuenta una historia fascinante que conduce a otra aún más fascinante en el capítulo siguiente. Se podría decir que Eliseo salió con una llamarada de gloria.


Lee 2 Reyes 2:1 al 18, y responde las siguientes preguntas:
1. ¿Qué razones podría haber usado Eliseo para rehusar separarse de Elías, a pesar de los tres pedidos del profeta de que hiciera precisamente eso?



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2. ¿Por qué Eliseo rasgó su vestido en dos partes? ¿Era por duelo, o por alguna otra causa? Si es así, ¿cuál habrá sido esa razón?


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Sin duda, la respuesta de Eliseo era de enorme excitación y gratitud. Sí, él vio el carro y los caballos. Sí, él tendría una doble porción del poder de Elías. Aunque generalmente rasgarse las vestiduras significaba duelo, esta vez Eliseo pudo haber estado tan abrumado que rompió sus vestidos por gratitud. Tenía en sus manos el manto de Elías. Rasgar su ropa también pudo haber sido un símbolo de echar fuera todo lo propio, y ponerse las vestiduras de Elías.

Cuando Elías puso su manto al principio sobre el agricultor Eliseo, ambos sabían que ese acto simbolizaba un llamado a trabajar para Dios (aunque Eliseo debió haberlo devuelto a Elías en algún momento). Eliseo, ahora, tenía esta prenda especial en su posesión, lo que indicaba que él debía llevar adelante las responsabilidades del liderazgo como Elías lo había hecho.

Considera también el pedido de Eliseo a su mentor (¿qué pedido te recuerda esto?). Las palabras de Eliseo revelan algo de su carácter, mostrando que él era un sucesor digno de vestir el manto del gran profeta que estaba a punto de ser “sacado” de este mundo.


¿Qué cuadro más amplio de la existencia nos presenta esta historia? Es decir, ¿cuán a menudo tendemos a mantener ideas estrechas y materialistas del mundo, olvidando la realidad siempre presente del ámbito sobrenatural, que también existe en este mundo y que interactúa con nosotros?

Jueves 5 de mayo                                           EL MANTO DE ELISEO


“Alzó luego el manto de Elías que se le había caído, y volvió, y se paró a la orilla del Jordán. Y tomando el manto de Elías que se le había caído, golpeó las aguas, y dijo: ¿Dónde está Jehová, el Dios de Elías? Y así que hubo golpeado del mismo modo las aguas, se apartaron a uno y a otro lado, y pasó Eliseo” (2 Rey. 2:13, 14).  ¿Qué historia nos recuerda este incidente? ¿Qué simbolismo importante se ve allí?


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Lee 2 Reyes 2:15 al 18. Trata de ponerte en el lugar de estos profetas de Jericó. ¿Por qué habrán reaccionado como lo hicieron, tratando de encontrar a Elías, aun cuando sabían que había sido llevado?


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Es obvio, por los textos anteriores, que los profetas sabían que Elías sería llevado. El texto no dice si ellos mismos vieron el evento. Pero, esto realmente no importa, porque ellos sabían que el “Espíritu de Jehová” lo había llevado. Hacia dónde era otro tema. Por alguna razón, ellos creyeron que Elías todavía podría ser encontrado “en algún monte o en algún valle” (vers. 16). Tal vez no estaban preparados para la idea de que alguien pudiera ser arrebatado al cielo de ese modo, por lo que supusieron que Dios había hecho otra cosa con él. Y, aunque tenían la palabra de Eliseo de no molestarse en buscarlo, ellos insistieron. Tal vez, después de no hallarlo, se dieron cuenta de lo que había sucedido. No obstante, aun entonces podían dudar. Desde su perspectiva, tal vez Dios lo había dejado sobre un monte o un valle que no habían revisado.

Al fin, no importan las experiencias o los milagros que hayamos visto, todavía necesitamos ejercer fe, porque más temprano o más tarde entrará la duda y desafiará seriamente nuestra experiencia cristiana.

Piensa en alguna experiencia impactante que tuviste con Dios. Sin duda, en ese momento tu fe estaba fuerte. Sin embargo, con el tiempo, ¿qué sucedió, especialmente cuando la experiencia misma entró en la cámara del olvido? Así, ¿por qué es importante, para ti, hacer cosas diariamente que te ayuden a mantener fuerte tu fe?

Viernes 6 de mayo


PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Lee “Set y Enoc”, Patriarcas y profetas, p. 76; “De Jezreel a Horeb”, “¿Qué haces aquí?”, “En el Espíritu y poder de Elías”, Profetas y reyes, pp. 114-141.


“Elías, que había sido trasladado al cielo sin ver la muerte, representaba a aquellos que estarán viviendo en la tierra cuando venga Cristo por segunda vez, aquellos que serán ‘transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta’; cuando ‘esto mortal se vista de inmortalidad’, y ‘esto corruptible se vista de incorrupción’ (1 Cor. 15:51-53). Jesús estaba vestido por la luz del cielo, como aparecerá cuando venga ‘por segunda vez, sin relación con el pecado [...] para salvar’. Porque él vendrá ‘en la gloria de su Padre con los santos ángeles’ (Heb. 9:28; Mar. 8:38)” (DTG 390).


PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
  1. ¿Qué cosas prácticas podemos hacer para ayudarnos a escuchar “el silbo apacible”? ¿De qué manera hacemos cosas que lo dificultan, o lo hacen imposible? ¿Cómo el pecado voluntario nos hace “duros de oír”, por así decirlo?
  2. Cuando experimentas angustia y desánimo que casi son más de lo que puedes soportar, ¿cómo sabes que Dios está cerca y te está cuidando, como lo supo Elías?
  3. El manto de Elías simbolizaba el traspaso o la sucesión de su ministerio a Eliseo, lo que plantea la pregunta de la sucesión en la iglesia hoy. ¿Cómo actúa el proceso, y cómo podemos estar seguros de que las personas adecuadas “reciben el manto”, por usar una expresión de la vida de Elías?
    “La tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte” (2 Cor. 7:10). En la clase, conversen sobre lo que significa este texto y qué debemos aprender de él acerca de lo que es el verdadero arrepentimiento, en oposición al arrepentimiento del que necesitamos arrepentirnos.
  4. En las lecciones de este trimestre sobre vestiduras y ropa, estamos tratando con muchos símbolos. ¿Qué son los símbolos, cómo se interpretan, qué significado les damos a ellos y qué nos dicen esos significados acerca de nosotros mismos?
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jueves, 28 de abril de 2011

Un joven valiente

“Tu no podrás, eres muy joven”. Esas fueron las palabras dirigidas al muchachito, pero el hizo caso omiso y siguió adelante con lo que se proponía.

Una persona muy corpulenta de casi tres metros de altura, estaba desafiando, provocando, se paraba delante del pueblo y con voz fuerte decía: “¿Quien quiere venir a pelear conmigo” ¿Quien se atreve?

Esto lo vino haciendo por 40 días, durante la mañana y por la tarde, sobre todos cayó temor, que situación lamentable, vivir con desanimo y miedo.

Cuando lo divisaban de lejos, que venia atravesando el valle, todos corrían y se resguardaban, no era para menos su figura daba miedo, llevaba una armadura de bronce que pesaba 57 kilos, sus piernas bien protegidas y en los hombros una jabalina, su lanza enorme pesaba 7 kilos. ¿Quien se animaba?
¡Nadie, nadie! Y así iban pasando los días en angustia y temor.

Un muchachito muy jovencito estaba viendo la escena y dijo: “Pero… ¿quien se creerá este que nos viene a desafiar? Yo lo voy a matar. Imposible, fue la respuesta: “Tu no podrás, eres muy joven, el ha sido toda su vida un guerrero,mira la armadura que tiene, es un hombre feroz.

El muchacho respondió:”Yo cuido las ovejas de mi papa, y cuando un león o un oso las viene a atacar yo las defiendo, Dios me guarda, y también me librará de este gigante”

Y así fue, ese mismo día David derroto al gigante Goliat, este mismo Dios que lo protegía de los animales feroces, lo libro del malvado Goliat.

Día a día nos enfrentamos con poderosos gigantes que nos quieren amedrentar, se presentan en distintas maneras, trayendo turbación, queriendo quitar la paz, pero no lo tienen que lograr, nunca permitamos que el enemigo de nuestras almas se haga una fiesta con nosotros, saquemos a relucir el arma que es la Palabra de Dios, ella nos dice: “Resistid al diablo y el huirá de vosotros, con el somos vencedores y nos dará la victoria como se la dio a David.

Este mismo muchachito un tiempo después pudo escribir: “Puedo cruzar lugares peligrosos y no tener miedo, tu eres mi pastor y siempre estas a mi lado, me guías por el buen camino y me llenas de confianza. Estoy completamente seguro de que tu bondad y amor me acompañaran mientras yo viva.

 por Mary Romero
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Una historia para recordar

Esta es la historia que le ocurrió hace muchos años a una profesora de una escuela elemental. Su nombre era MS. Murga. Cuando se paró al frente de su clase del Quinto Grado el primer día de clases, les dijo una mentira.

Como la mayoría de los profesores, ella miró a sus alumnos y dijo que los amaba a todos por igual. Pero eso era imposible porque allí, en la primera fila, estaba un niño llamado Lolo Sánchez.

MS. Murga había visto a Lolo el año anterior y notó que el no jugaba bien con los otros muchachos, que su ropa era desordenada y que necesitaba bañarse. Llegó al punto, en que MS. Murga realmente se deleitara con un lapicero grueso de color rojo, marcando una X y luego poniendo un CERO enorme sobre las tareas de Lolo.

En el colegio donde MS. Murga enseñaba, ella tenía que revisar los registros pasados de cada alumno y puso el de Lolo para el último. Sin embargo, cuando revisó su archivo, se sorprendió.

La profesora del Primer Grado de Lolo escribió: “Lolo es un chico brillante con una sonrisa en los labios. Hace su trabajo limpiamente y tiene buenos modales… es un deleite que esté con nosotros”.
El profesor del Segundo Grado escribió: “Lolo es un excelente estudiante, bien querido por sus compañeros, pero esta en problemas porque su madre tiene una enfermedad terminal y su vida en casa debe ser sofocante.” Su profesora del Tercer Grado escribió, “La muerte de su madre ha sido muy dura para Lolo. Él trata de hacerlo mejor posible, pero su padre no muestra mucho interés y su vida en casa pronto le afectará si no se toman las medidas convenientes.”

La profesora del Cuarto Grado escribió, “Lolo está aislado y no muestra interés en el colegio. No tiene muchos amigos y algunas veces se duerme en clase.”

A estas alturas, MS. Murga se había dado cuenta del problema y estuvo avergonzada de sí misma. Ella se sintió aún peor cuando sus alumnos le trajeron regalos por Navidad, envueltos en vistosos papeles y hermosos listones, excepto el de Lolo. Su regalo había sido descuidadamente envuelto en un papel marrón, que recortó de una bolsa de los supermercados.

Al Mes. Murga le causó dolor abrirlo en medio de los otros regalos. Algunos de los chicos comenzaron a reírse cuando encontró un brazalete con algunas piedras faltando y un frasco de perfume a punto de acabarse, pero ella silenció las risas de los niños cuando exclamó “¡Qué bello brazalete!”, Colocándoselo y aplicándose un poco del perfume en la muñeca.

Ese día, Lolo se quedó hasta tarde en el colegio, para decirle: “MS Murga, hoy usted olía como mi mamá lo hacía en nuestra ultima Navidad.”

Después que los chicos se fueron, lloró por lo menos una hora. Ese mismo día, dejó de enseñar lectura, escritura y aritmética. Es su lugar, empezó a enseñar a los niños.

MS. Murga puso especial atención a Lolo. Mientras ella trabajaba con él, la mente de Lolo parecía tomar vida. Mientras más aliento le daba ella, más rápido respondía él. Al final del año, Lolo llego a ser uno de los chicos más destacados de la clase y a pesar de su mentira que ella los amaba a todos por igual, Lolo llegó a ser el “preferido de la profesora.”

Un año mas tarde, encontró una nota bajo la puerta. Era de Lolo, diciéndole que ella aún seguía siendo la mejor profesora que haya tenido en su vida. Pasaron seis años mas y ella encontró otra nota de Lolo. Le decía que había terminado el colegio, como el tercero de su clase, y que ella todavía seguía siendo la mejor profesora de toda su vida.

Cuatro años más tarde, ella recibió una carta de Lolo, diciendo que aunque las cosas habían sido difíciles él seguía estudiando y que pronto se graduaría en la Universidad ocupando los más altos lugares de honor. Le aseguro a MS. Murga que ella todavía se mantenía como la profesora favorita que jamás haya tenido en su vida.

Pasaron cuatro años mas y le llega otra carta. Esta vez, Lolo le explicaba que después de haberse graduado en la Universidad, había ido un poco mas allá. La carta le explicaba que ella aún seguía siendo la maestra favorita que había tenido. Pero ahora su nombre era un poco más largo, la carta fue firmada por el Dr. Teodoro F. Sánchez.

La historia no termina allí. Hubo otra carta en los próximos meses. Lolo le dijo que había conocido a una chica y que iba a casarse. Le explico que su padre había fallecido un par de años atrás y que le gustaría saber si MS. Murga podría aceptar sentarse en el lugar que en las bodas esta reservado generalmente para la madre del novio.

Por supuesto que MS. Murga lo hizo. ¿Y adivinen que? Ella usó ese brazalete, el que le faltaba algunas piedras. Y además se aseguro de usar el perfume que a Lolo le recordara a su madre cuando pasaron la ultima Navidad juntos. Ellos se abrazaron, y cuando lo hacían, el Dr. Sánchez le susurro en el oído a MS. Murga:

“Gracias MS Murga por creer en mi. Muchísimas gracias por hacerme sentir importante y mostrarme que yo puedo hacer una diferencia”. MS. Murga, con lágrimas en sus ojos, le respondió susurrando también: “Lolo, tu estás completamente equivocado. Tú fuiste quien me enseñó a mí, que podía hacer una diferencia. Yo no sabia como enseñar hasta que te conocí”.

Fuente: El rinconcito de Dios
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Siendo Rey murió por mí.










En estos días que la humanidad sensibiliza un poco su corazón para volver sus ojos a Dios no podemos desaprovechar la oportunidad de proclamar a gran voz lo que Jesús hizo por todos nosotros.
Ayer mientras manejaba iba escuchando una hermosa alabanza y una frase me quedo grabada en mi mente y esa fue: “Siendo Rey moriste por mi”. En ese mismo instante reflexione sobre esa frase y me di cuenta las verdades que encierra.


¿Quiénes éramos nosotros?, personas que vagábamos en este mundo sin un sentido de vida, creyendo ser felices, creyendo ser sabios, creyendo que no necesitábamos de Dios, pero realmente no podíamos dudar que existía dentro de nuestro corazón un vacio inmenso, que nada, ni nadie podía llenar, ni la felicidad momentánea, ni los placeres de la vida, pero cuando nos encontramos con Dios, nos dimos cuenta que el llenaba exactamente la figura de ese vacío que existían en nuestra vida.


Antes, estábamos muertos en nuestros delitos y pecados, andábamos en las corrientes de este mundo, dejados llevar por doquier, más un día todo cambio, un día nuestra mente comprendió el amor que Dios nos tenia, nuestro corazón se sensibilizo e invitamos a Jesús a entrar a nuestro corazón y le pedimos que perdonara nuestros pecados.


Y es que ahora nosotros podemos gozar de una vida nueva, esa vida que solo Jesús puede dar y una vida abundante, eterna y que se pago a precio de sangre, esa sangre derramada por el unigénito Hijo de Dios, quien viniendo a este mundo en forma de hombre, no escatimo a ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que en obediencia a su Padre y por amor a nosotros entrego su vida para que nosotros hoy en día podamos ser participes de una hermosa Salvación.


Siendo Rey murió por nosotros, siendo perfecto, sin pecado, siendo tentado en todo, mas no peco, al contrario vino a darnos cátedra de cómo vivir una vida santa delante de Dios. No merecía la muerte que se le dio, no merecía sufrir por nosotros, nunca se lo pedimos que lo hiciera, pero nuestra vida a pesar de no pedirlo, necesitaba que ese sacrificio fuera hecho, para poder encontrar una vida eterna.

Siendo Rey sufrió, fue humillado, maltratado, burlado, mas no abrió su boca y no dijo nada, cargo un cruz pesada para su muerte, una muerte de criminal, y El siendo tan perfecto, murió como uno de los mas imperfectos, llevando allí en esa cruz y crucificando allí mismo cada uno de nuestros pecados. Ese Rey exclamo: “Consumado es”, habiendo dado por terminado su trabajo en la cruz.

Siendo Rey no merecía morir, menos por esclavos, si, esclavos del pecado, más sin embargo lo hizo porque El no nos veía como éramos, sino como íbamos a llegar a ser, cuando El comenzara el proceso de transformación en nuestra vida.


Al tercer día ese Rey de reyes resucito, venciendo a la muerte y otorgándonos el privilegio a nosotros también de poder vencer a la muerte eterna a través de una vida eterna que El nos ofrece.
Siendo Rey estuvo dispuesto a morir por ti, ahora la pregunta que deberíamos de hacernos cada uno de nosotros es: ¿Qué estoy dispuesto a hacer yo por El?


En estos días y cada día del año debemos tener presente que el sacrificio de Cristo por nosotros fue el acto más bello que ha existido y juntamente con esa acción, hoy podemos obtener una ciudadanía celestial a través de Jesús, ¿Cómo?, dejando que El entre a nuestro corazón y gobierne nuestra vida.

La Biblia lo dice de esta manera:

“Pues si ustedes reconocen con su propia boca que Jesús es el Señor, y si creen de corazón que Dios lo resucitó, entonces se librarán del castigo que merecen. Pues si creemos de todo corazón, seremos aceptados por Dios; y si con nuestra boca reconocemos que Jesús es el Señor, Dios nos salvará”.

Romanos 10:9-10

Siendo Rey murió por mí, ¿Estaría yo dispuesto a morir por El?




Autor: Enrique Monterroza.
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Camino al cementerio

Conocía el camino. Un tiempo atrás lo había transitado llevando a su marido
a enterrar, ahora llevaba a su hijo.

 Se le hacia muy difícil caminar, sus piernas
parecían de plomo, es el dolor mas grande para una madre tener que llevar al
cementerio a su único hijo, ese muchacho que tanto amaba, en la flor de la edad, en plena juventud, la muerte se lo había arrancado de sus manos, se encontraba destruida y desconsolada.

Cuando su esposo falleció, su hijo se había hecho cargo de ella, dependía de el
para su manutención, ahora nada le quedaba.
Vecinos y amigos que la apreciaban la acompañaban, una buena comitiva iba
detrás del ataúd, pero ella sentía la angustia, la desprotección y la soledad, no dejaba de llorar.

Cuando van saliendo de la ciudad, otro grupo de personas vienen entrando,
hay mucho bullicio, se los ve animosos, alegres. Cuando los dos grupos están
frente a frente Jesús sale de en medio y se pone frente a la madre, siente mucha compasión y le dice: “No llores” y tocando al féretro dice: “Joven, levántate”. Ante la mirada atónita de todos los que allí estaban este joven vuelve a la vida.

No imagino esta madre que en las afueras de la ciudad, a pocos metros de
enterrar a su hijo, esto iba a suceder.
Todo encuentro con Jesús produce cambios, la madre salio de su casa llorando con el hijo muerto, regresa abrazada a su hijo llena de alegría.

El Señor así como vio la necesidad de esta mujer, El conoce cual es la tuya,
derrama tu corazón delante de su presencia y El concederá lo que necesitas.


 por Mary Romero
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